martes, 10 de julio de 2012

Algarve


26/07/2011 Costa de Alentejo - Sagres
Nos despedimos de Lisboa con mucha pena, pero sabiendo que nos esperaban 10 días de sol, playa y nuevas experiencias. Después de darle muchas vueltas decidimos dormir directamente en Sagres, ya en el Algarve, pero no sin antes conocer un poco la costa alentejana.
El camino hacia el sur es tranquilo, no hay mucho tráfico y el acceso a los diferentes pueblos costeros que visitamos fue fácil. Portugal tiene una costa impresionante, y parece que está en constante lucha con el mar. Alentejo no es una excepción y da al viajero la sensación de ver una cosa diferente en cada punto que para. Un solo día no es suficiente para conocer la costa de Alentejo, tierra entre Lisboa y Algarve, pero sí puedes hacer una serie de paradas para hacerte una idea. Sus paisajes y playas son suficiente reclamo para volver, además te aseguras un turismo tranquilo, turistas, los justos.
Porto Covo
La primera parada del trayecto fue en Porto Covo, pequeña localidad costera situada a unos 150 km al sur de Lisboa que ha pasado de ser una aldea de pescadores a atracción turística. Se trata de una villa que orienta su economía en la pesca y el turismo que recibe, sobre todo local. Sus playas de arena sobresalen en una costa recortada por acantilados, alguna de ellas abiertas totalmente al mar, y otras más recogidas y familiares como Praia Grande, en la que estuvimos (de grande no tenía nada, pero era muy acogedora). Aparcamos en la entrada de pueblo, lleno de casitas blancas, y cogimos la artería principal y peatonal que nos dirigía a la costa. A un lado y otro se mezclaban las tiendas de suvenires con los restaurantes de pescado.  Es bonito ver su iglesia blanca y su ambiente veraniego, pero sobre todo nos llamaron la atención sus playas y el número de “caballitos” a pie de tienda que había. Leire se volvía loca cada vez que veía uno, salía pitando al siguiente casi sin disfrutar el anterior, menos mal que todavía no sabía muy bien cómo funcionaba, algo que iba a aprender durante el viaje. Parecía que tenía un sensor especial, veía uno y salía corriendo hacia él.
Porto Covo
Dijimos hasta luego a Porto Covo para seguir la carretera de la costa hasta Vila Nova de Milfontes. Vila Nova do Milfontes es una villa portuguesa situada 50 km hacia el sur. Provista de bellísimos paisajes litorales, Milfontes proporciona a los visitantes playas de mar y de río, con aguas tranquilas u con oleaje, aunque nosotros decidimos conocerlo en coche, lo atravesamos de punta a punto observando su litoral. Simplemente decidimos disfrutar más de Zambujeria do Mar, nuestro principal destino en la costa Alentejana. 
Zambujeria do Mar es junto a Milfontes la principal atracción turística de la Costa Vicentina, casi ya en Algarve, pero todavía en tierra de Odemira en Alentejo, es un pequeño paraíso donde destacan sus playas, sobre todo la principal que lleva su nombre. Aparcamos cerca del punto de información turística y seguimos la Avenida de Mira Mar, que lógicamente nos llevó a la costa y a la bonita Iglesia de Nª Senhora do Mar, desde donde la vista de la playa es maravillosa. 
Praia do Carvahal
La Praia do Zambujeira do Mar está rodeada de acantilados altos desde los que se puede apreciar un paisaje deslumbrante sobre el océano. Bañada por un mar de ondulación fuerte, con buenas condiciones para la práctica de surf, la playa está situada a pié de la localidad. Disfrutamos del momento un buen rato y decidimos que ya era hora de comer, pero que sería en otra playa menos concurrida. Pocos kilómetros más al sur llegamos a Praia do Carvahal, y allí decidimos sacar nuestra sombrilla y nuestro picnic. Está playa está integrada en una zona reservada de naturaleza, no es muy grande y está limitada por acantilados. A nosotros nos encantó, y a pesar de que el agua no estaba muy caliente Leire no paró de chapotear. Después de comer y un merecido descanso nos pusimos de nuevo rumbo al sur.
Zambujeira do Mar
Cada vez el tráfico era más intenso, se notaba que estábamos llegando a la región más turística, el Algarve. Antes de llegar a Sagres tuvimos tiempo para pasar por Carrapeteira, ya en Algarve. Carrapateira es una pequeña aldea famosa por la práctica de surf, su litoral es ventoso y las olas rompen con fuerza. No paramos, pero nos metimos por una carretera de tierra que recorría literalmente la costa de Carrapateira, las vistas no tenían desperdicio. En menos de media hora ya estábamos en la punta sur de Portugal, Sagres. Nos alojamos en el Mareta Beach Boutique Bed & Breakfast por una noche, recomendable si quieres pasar unos días en la zona, aunque un poco caro. Una vez situados, nos dimos prisa en hacer lo indispensable que tienes que hacer una vez estás en este punto de Portugal, ir a Cabo de San Vicente a ver la puesta de sol. 
Cabo San Vicente
El Cabo de San Vicente es la última referencia de tierra que verían los antiguos marinos al partir de los puertos del sur de Portugal, este inmenso conglomerado de piedra impone igual que imponen sus vistas hacia cualquier lado. 
Puesta de sol en Cabo San Vicente
El cabo tiene su particular faro como no podía ser de otra forma, y junto a la pequeña fortaleza hacen el lugar aún más especial. Estos riscos son el lugar ideal para contemplar espectaculares puestas de sol, de hecho no éramos los únicos, cada día se reúnen decenas de personas para contemplar el espectáculo. La verdad que sentarte con Leire con el sol de frente y un imponente acantilado a tus pies es especial, pero no es plato de buen gusto pasar mucho tiempo así, sobre todo por el viento, así que decidimos buscar nuestra propia puesta de sol. Dimos media vuelta hacia Sagres, y desde la Fortaleza de Sagres, en una península también imponente, vimos una puesta de sol, con el Cabo San Vicente de invitado especial, sin lugar a dudas inolvidable.
Estábamos cansados, así que nos fuimos al hotel a cenar. El hotel tenía un restaurante pizzería que nos vino de lujo en aquel momento, así que pizza, bibe y a dormir!

Puesta de sol desde la Fortaleza de Sagres
27/07/2011 Sagres – Salema - Lagos
Cabo San Vicente desde la Fortaleza de Sagres
Al día siguiente desayunamos en el hotel, que por cierto tenía buen servicio de repostería, y nos fuimos a disfrutar de la playa, más que nada por decir que habíamos estado, porque era muy temprano y lo que de verdad queríamos era llegar a Lagos. Praia Mareta está protegida y el oleaje no es grande, no es una playa concurrida por lo que nos dimos un paseo casi en solitario. Comenzaba nuestra ruta por Algarve (del árabe al-Garb, el oeste o el occidente). Antes de llegar a Lagos paramos en Salema para conocerlo, sobre todo porque lo habíamos barajado como estancia en lugar de Lagos. Es bonito, pero en cualquier comparación saldría perdiendo con Lagos. Paseamos un poco por su playa y nos dirigimos finalmente a Lagos. Nos costó encontrar nuestro apartamento un buen rato, pero siguiendo indicaciones de algún lugareño encontramos Porta da Vila, un sitio 
genial!!! Habíamos pasado varias veces por la puerta, pero nadie diría que es un edificio de apartamentos. 

Salema
Nuestro apartamento tenía 3 pisos, el primero con la cocina, saloncito y una terracita donde podíamos comer 5 o 6 personas perfectamente, el segundo con una habitación gigante y el baño, y finalmente el ático desde donde teníamos unas muy buenas vistas del pueblo, de la costa y del mar. La verdad es que no estábamos muy seguros del sitio al planear el viaje, pero una vez en él estábamos encantados de nuestra elección, un acierto 100% y muy recomendable, ya que está a 100 metros del centro de la villa, con sus restaurantes y tiendas, y a 100 metros de una las playas más características de Lagos, Praia da Batata. Para mejorarlo del todo encima disponía de una buena piscina. 
Vistas desde Porta da Vila
Lagos ofrece gigantes esculturas creadas por las olas y por el mar cristalino, playas, muchas arropadas por rocas ocres o extendiéndose hasta donde se pierde la vista, casas pintadas de blanco o del verde del suave paisaje. Es sin duda alguna, uno de los lugares más atrayentes del Algarve. Debido a su ubicación e importancia económica, se convirtió en un centro de coordinación muy importante de los descubrimientos portugueses. La historia de Lagos ha estado siempre unida a la del mar. Desde el siglo XV, en 1573, se convirtió en una ciudad por el rey Sebastián, convirtiéndose en la capital del Reino del Algarve, un cargo que ocupó durante el dominio Filipino. En Lagos se construyeron barcos usados por los exploradores y fue también  la ciudad en la que se creó por primera vez un mercado de esclavos de Europa. Sin embargo, perdió su importancia en 1755 cuando fue devastada por un terremoto. Lagos es una ciudad bastante grande y completamente volcada en al turismo. Además de sus playas y su vida en el mar, Lagos también destaca por su casco histórico ubicado dentro del recinto amurallado. Las calles empedradas, sus palacetes y su vida diurna y nocturna te atraparán sin remedio. Lagos ofrece el placer del mar en su extensa Meia Praia con 4 km de extensión, la playa que veíamos desde nuestro ático, situada en la desembocadura del rio Alvor. Se dice que frente a esta playa naufragaron los galeones que transportaban el tesoro de Moctezuma, emperador azteca capturado por los soldados de Hernán Cortés, pero las playas más encantadoras de Algarve en nuestra opinión son las pequeñas calas protegidas por acantilados de vivos colores y llenos de interesantes formaciones rocosas: Batata, Estudantes, Pinhao, Dona Ana y Camilo, todas ellas llevan hasta Ponta da Piedade. 
Praia da Batata
Una vez instalados comenzamos a descubrir nuestro entorno para los próximos 3 días. Lo primero que hicimos es ir a la playa más cercana, bajamos dirección a la desembocadura del rio por el Arco de S. Gonzalo hasta la Fortaleza Punta de Bandeira y nos encontramos con Praia da Batata donde pudimos aprovechar un buen rato de sol hasta que los acantilados dejaron de iluminar la arena. Estar en una playa de este tipo es muy especial, se junta el mar cristalino con formaciones rocosas tan peculiares que parece que estás en otro mundo. El caso es que estuvimos jugando y bañándonos con Leire, mezclándonos con los portugueses gracias a ella, que se acercaba a cada juguete que veía por la orilla, y recorriendo las formaciones de un lado a otro. Desde esta playa podías acceder por un túnel “natural” a Praia dos Estudantes, donde cada rincón era de recuerdo. A última hora de la tarde nos entró el gusanillo y fuimos a casa a prepararnos para dar una vuelta por el caso histórico antes de cenar. 

Praia dos Estudantes
Es muy fácil recorrer estas calles, desde Porta de Vila, nuestro apartamento, llegas en 2 minutos a la Iglesia de San Antonio, la principal de Lagos, que tiene dos torres campanario de diferentes proporciones y que veíamos muy bien desde “casa”. Una vez en la Iglesia tomas Rua Silva Lopes hasta llegar a Rua 25 de Abril, que es donde se concentran los restaurantes y zonas de ocio. Antes de cenar quisimos cerrar la excursión del día siguiente por las grutas, 10 euros cada uno y salida a las 11:00 desde el puerto deportivo, una excursión que hicimos dos veces y que explicaremos en detalle cual fue mejor. 
Iglesia de San Antonio al fondo
Nos sentamos en el restaurante Os Arcos, aunque tiene pinta que todos son muy parecidos. Disfrutamos con la cena a pesar de que Leire no paraba quieta ni un segundo, incluido golpe en el suelo, parece que no le importo mucho a pesar del chichón. Por supuesto yo probé una de las especialidades de la zona, cataplana de pescado. Es el plato estrella y mayor aportación a la cocina portuguesa de la región del Algarve. Se trata de un guiso de pescado o marisco que puede llevar también algún tipo de guarnición, cocinado al vapor en un recipiente de cobre llamado cataplana, que da el nombre al plato. Este recipiente recuerda por su forma a una concha, ya que está compuesto de dos partes de forma redondeada, unidas en un punto y que, posteriormente, se juntan y se fijan para que quede cerrado y el guiso se prepare con el vapor del agua o caldo que se ha añadido. Qué rico…cena, heladito para Leire, bibe y a dormir antes de llegar a casa.
Praia dos Estudantes
28/07/2011 Lagos
Amanecer en Julio en Lagos, asomarse a la ventana y ver que hace un día plomizo es como para llevarse un chasco. Era el primer día que vimos tanta nube, aún así el calor seguía siendo abrumador. No es que hiciera malo, pero no haber visto ni una nube en 7 días y justo cuando vas a hacer una excursión por el mar ver el cielo cubierto, pues no hace mucha gracia. El caso es que nosotros habíamos contratado la excursión de las grutas y nos dirigimos al puerto deportivo nada más desayunar. La temperatura era muy buena, pero algo raro flotaba en el ambiente…
La compañía con la que hicimos la excursión era Seafaris, está en todo el litoral del Algarve, principalmente en Lagos, y puedes hacer multitud de actividades náuticas con ellos. A eso de las once embarcamos con un guía que se llamaba Pedro, y ya nos dijo que el mar estaba un poco raro. La anterior tarde estaba como un plato, pero en breve íbamos a saber lo que él trataba de decir con “raro”. La excursión de las grutas es muy recomendable porque recorres toda la costa desde la desembocadura del rio hasta Punta da Piedade. Todo comenzó más o menos bien, incluso era gracioso ver a Leire con su chaleco salvavidas baby, pero según íbamos avanzando las olas iban creciendo y el viento aumentaba, y eso no tenía pinta de ponerse mejor. Intentaba enseñarnos las diferentes formas rocosas, el elefante, el camello, la bruja, etc., pero no era lo mismo con el mar en calma y un sol radiante. No pudimos entrar en ninguna gruta y al final, el guía, con buen criterio dijo que lo mejor era volver a puerto. Leire ni asomó la cabeza, la pobre llegó un poco mojada, y ya en puerto le quitamos su chaleco salvavidas y comenzó de nuevo a correr. La pobre pensaría, donde me han llevado que se movía tanto?
Ponta da Piedade
Después de viaje movidito fuimos a dar una vuelta por el pueblo, el mercado, las calles con su ajetreo, contemplar la vida de los pescadores desde el paseo marítimo. Se acercaba la hora de comer y nos fuimos a casa a descansar, mientras llegábamos a casa empezamos a darnos cuenta que el tiempo estaba cambiando, increíblemente en menos de 10 minutos las nubes desaparecieron, el mar se tranquilizó y todo volvía a la normalidad. Qué le vamos a hacer, el viaje se planifica, pero nunca sabes lo que te espera a la vuelta de la esquina y eso también tiene su encanto. 
Praia Dona Ana
Pasamos la tarde en Praia Dona Ana. Abrigada entre acantilados, la Playa de Dona Ana, bañado por un mar de aguas cristalinas y tranquilas, es una de las imágenes más divulgadas de las playas del Algarve. Las rocas, muy recortadas, que emergen del mar o que se reparten por el arenal, proporcionan algunas sombras a los veraneantes y dan un toque pintoresco al paisaje. Sin duda pasamos una buena tarde en una playa para el recuerdo. A una hora prudencial nos recogimos, un bañito en la piscina, arreglarse y de paseo otra vez. Después de unas cuantas vueltas decidimos ir a cenar a casa y descansar para aprovechar el día siguiente a tope. 


Ponta da Piedade
29/07/2011 Lagos
Misteriosamente el día amaneció como el anterior, pero sin viento ni mar revuelto. Después de desayunar fuimos de nuevo hacia el paseo marítimo, estuvimos en la Praça Do Infante, frente a la Iglesia de Santa María y el Palacio de los Governadores. Es una de las zonas más tranquilas para pasear de Lagos, y la verdad es que el conjunto de la plaza merece la pena una visita. 
Praça Do Infante

Tras estar un buen rato persiguiendo gaviotas decidimos cruzar el rio, justo en la desembocadura puedes montar en un bote bastante peculiar, es como una caja de cerillas un poco grande y el barquero te lleva de orilla a orilla. No deja de ser una especie de lancha motora y recuerdo que  el barquero era de esas personas que no se cansan trabajando. El bote se llamaba Vai Vem, toda una declaración de intenciones. Una vez en la otra orilla, estás ya en Meia Praia. Como el día todavía seguía nublado estuvimos casi solos, bien de cremita y a chapotear hasta la hora de comer y la necesaria siesta. Leire dormía como un tronco, era dejarla con sus pegatinas y caer rendida, eso sí con una media de 10-15 pegatinas en todo su cuerpo.
Vai Vem
A la tarde, ya con un día espléndido, llegó Marina desde Faro. Aquí hay que reseñar que parte de culpa del viaje que nos habíamos montado era porque Marina estaba en una “estancia” en la Universidad de Faro, de esta manera aprovechábamos a conocer la zona y hacernos compañía, porque el domingo también llegaban Pedro y Pedrito. Lo de la “estancia” es para contarlo en otro capítulo, porque creemos que la verdad es que era una “estancia” de lujo, eso sí, damos fe que iba a trabajar por las mañanas para disfrutar de las tardes. Seguiremos informado…
Excursión Ponta da Piedade

Leire se llevó una sorpresa mayúscula al ver a su tía, qué hacía allí? y lo que más le importaba, Pedrito dónde estaba? Pasamos la tarde en Praia do Camilo. Cuando llevábamos poco más de media hora vimos aproximarse un bote con 4 chicas y un lugareño al mando, se bajaron en la playa, más bien se cayeron al agua y el barquero se quedó a la espera. En estas Igor se aproximó al barquero, hizo un par de preguntas y en menos de 5 minutos estábamos de excursión de grutas otra vez, no sin antes reírnos un poquito de la caída de Marina el agua al subir a la barquita, era lo mejor que nos podía pasar para recuperar el  mal sabor de boca de la anterior excursión. Seguramente no era el guía más gracioso, pero sí el mejor barquero, nos llevó por todas las grutas explicando con señas y en un portugués imposible de entender todas las formas famosas del trayecto. 


Esta vez sí disfrutamos, Leire con su chaleco pudo ver lo mismo que los demás, y las aguas cristalinas y en calma invitaban a tirarse en cualquier momento, daba la sensación que habíamos estado en otro sitio el día anterior. La excursión duró unos 30 minutos y cuando acabó nos dejó en la misma playa, y todo esto por 10 euros los cuatro. Ni que decir tiene que merece mucho la pena coger uno de estos barquitos a pie de playa. Ya relajados sólo nos quedaba disfrutar de la playa.Por la noche llevamos a Marina al centro para que conociera el casco antiguo y cenamos en el mismo restaurante. El plato típico del día fue Arroz con pulpo, muy sabroso por cierto. Ana y Marina comieron pizza, no se les puede sacar de casa. Para acabar el día un heladito que Leire no se perdió ni por asumo y unos buenos creps y a dormir…nuestras estancia en Lagos estaba llegando a su fin.


Happy Leire
30/07/2011 Lagos
Meia Praia desde Porta da Vila
Y al tercer día amaneció despejado!! Nos despedimos de nuestra increíble casita con unas fotos de Leire en el ático, las gaviotas ni se inmutaban a su lado y Leire tampoco, que era lo raro, parecía que se conocían de toda la vida. Nuestro destino era Tavira ya que Marina había alquilado un apartamento en las afueras del pueblo, Faro está relativamente cerca y Tavira permitía disfrutar a los demás de playa y verano desde primera hora de la mañana. Aún así hicimos dos paradas estratégicas de camino, una en Ferragudo, no nos gustó mucho su playa, y otra en Carvoeiro. 
Carvoeiro

Carvoeiro sí merece la pena una visita y disfrutar de su coqueta playa. Aparcar no es nada fácil porque se trata de un pueblo estrecho y donde las casas se amontonan por la ladera, nuestro paso por Carvoeiro dejo señas en el coche. El día seguía y había que disfrutarlo, Marina nos llevó al Algar Seco, una especie de piscina natural a la que le habían llevado el fin de semana anterior. En la misma costa de Carvoeiro se encuentra este peculiar lugar, dentro de los encrespados acantilados se accede a un piscina natural en la que entra y sale constantemente agua del mar.
Algar Seco
Si no controlas el vaivén de las olas te puede llevar hacia las rocas, que es lo que le pasó a Ana con su pequeño golpe en el pie. Fuimos entrando a turnos porque meter a Leire no era una opción, y disfrutamos del lugar un par de horas. Además de la piscina natural también accedes a buenas vistas de la costa y acantilados de Carvoeiro. Nos tomamos un heladito en el Restaurante Boneca Bar, a pocos metros de la piscina y los acantilados, parecía el lugar idóneo para una romántica cena.
Ya en Tavira, y después de perdernos un par de veces, llegamos a la urbanización. Estaba un poco alejado del centro de Tavira, a cinco minutos en coche, pero el apartamento estaba bastante bien y además la urbanización tenía piscina, que fue lo primero que probamos para contrarrestar el calor que hacía. Al día siguiente Marina iba a buscar a Pedro y Pedrito a Sevilla, que llegaban en tren, y nosotros íbamos a Huelva a visitar a mis abuelos que estaban pasando unos días por la zona. Todos a la cama!
Algar Seco
31/07/2011 Cartaya – Isla Cristina
Desde Tavira a Cartaya, en Huelva, no hay más de 40 minutos. Mis abuelos estaban pasando unos días en casa de mis tíos a la espera de que llegara mi prima con los niños, así que decidimos ir a pasar el día con ellos. La casita está en la zona del Nuevo Portil, cerca de El Rompido. Llegamos a media mañana y nos fuimos a pasear por la playa antes de comer. 
Bisnieta y bisuabuela


A diferencia de la mayoría de playas que habíamos visitado en Algarve, las playas de Huelva son extensas y el acantilado más cercano está a kilómetros de distancia. La playa estaba a tope de gente, pero en ningún momento te sientes agobiado, con el mar tranquilo, ideal para estar con niños. Leire disfrutó de sus bisabuelos, y qué decir de los que disfrutaron ellos con Leire, ver una personita tan pequeña moverse con ese desparpajo es para gozarlo.
Con el bisuabuelo


Como era de esperar había comida para un regimiento, qué tendrán los platos de amama que no paras de comer y comer. Pasamos la tarde en la piscina hasta que llegó Marina con Pedro y Pedrito. Qué alegría se llevaron Leire y Pedro al verse!, típico abrazo como diciendo, dónde has estado todo este tiempo? Un chapuzón todos juntos y comenzamos el camino de vuelta a Tavira dejando a mis abuelos un poco tristes porque querían que nos quedáramos varios días, por suerte Joseba y Maite les harían compañía al día siguiente.

De camino pasamos en Isla Cristina. La playa no estaba muy concurrida, pero estuvimos muy a gusto en el típico chiringuito tomando algo. Curiosamente había una especie de photocall donde estuvimos haciendo fotos artísticas. Esperamos casi hasta que el sol se juntaba con el mar y pusimos rumbo de nuevo a Portugal. Ya en Tavira empezamos a planificar la semana que nos quedaba por delante en Algarve.

Isla Cristina
01/08/2011 Tavira – Faro          
En el siglo XVI Tavira era la ciudad más popular de Algarve y un puerto de gran importancia estratégica. Esta época marcó la fisionomía del pueblo, sus huellas están presentes en algunas de las casas que se miran en el rio Gilao. Sus edificios históricos son los que mejor evocan esos tiempos de fausto y elegancia. Tavira es el río y sus reflejos, los cambios de luz, y su atmósfera propia de una ciudad levantada al lado del agua. Y el puente, de origen antiguo, que desde hace siglos une las dos mitades de la ciudad, es un lugar privilegiado para la observación. Tavira tiene un secreto que merece la pena descubrir recorriendo las calles.
Puente romano de Tavira
Marina se fue al trabajo y el resto nos fuimos de ruta por Tavira. La urbanización estaba al este de Tavira, en la Rua de Vale Caraguejo y en cinco minutos en coche estabas en el centro de Tavira. Aparcamos cerca del antiguo mercado de Ribeira y fuimos a la oficina de turismo para que nos explicaran con detalle qué ofrece Tavira, después de todo íbamos a estar una semana y teníamos que tener las cosas claras. En una mañana puedes conocer el centro de Tavira y sus edificios más importantes. Situados en la Praça da Republica al oeste del Puente Romano, comenzamos la subida al Castillo de Tavira, dicho castillo integraba, junto con las murallas de la ciudad, de la que todavía quedan parte por entre las casas y la Puerta de la Misericordia, el sistema defensivo de la ciudad. 
Sé Catedral de Faro
La Iglesia de Santa María del Castillo ocupa probablemente la plaza de una antigua mezquita y guarda en su interior el sepulcro de los siete Caballeros de la Orden de Santiago muertos por los moros en una emboscada, razón de la conquista de la ciudad. Esta iglesia es una de las 37 que tiene Tavira. El Castillo tiene un bonito jardín desde donde se puede disfrutar de una bonita vista de Tavira, la torre del alcázar es el mejor mirador de la ciudad, de sus tejados ondulantes y de la línea azul del horizonte que se dibuja en el mar. Leire y Pedro estuvieron correteando entre las plantas, pero el calor era insoportable y nos empezamos a plantear irnos a la piscina. Cruzando de nuevo la puerta de la muralla y bajando las calles empedradas llegamos de nuevo al río, al coche y a casa. Bañito en la piscina, a comer y a dormir la siesta.  

Por la tarde fuimos a conocer el centro histórico de Faro. Ya con Marina aparcamos en el puerto deportivo, y a pocos metros te encontrabas con la puerta árabe, integrada en el Arco da Vila, que nos llevó al núcleo amurallado, lo que se llamaba Vila-Adentro. Al poco tiempo nos topamos con la Sé Catedral de Faro situada en una amplia plaza donde está la sede del obispado y una estatua conmemorativa del Rey Alfonso III, conquistador cristiano de Faro. Sería el calor, pero no encontramos mucho movimiento por la zona, así que en breve volvimos a Tavira a ver atardecer y cenar. Tuvimos una cena movidita con Leire y Pedrito sin parar de reír, acertamos con el Restaurante Brisa do Rio, especialidad pescado y pulpo. La noche ilumina de otra forma Tavira e invita a quedarse, pero intuíamos que los encantos de la ciudad terminan junto al mar, en las salinas blancas y en los barcos que le llevan a una isla donde nos esperaban 11 km de playa. Así que nos fuimos a dormir.

Tavira
02/07/2011 Ilha de Tavira
Ilha de Tavira
Nuestro único plan para este día era playa, playa y más playa en Ilha de Tavira. Inserta en el Parque Natural de Ría Formosa, es considerada una de las más bellas playas del Sotavento algarveño. Vasto arenal de arena blanca, se accede a través de líneas regulares de pequeñas embarcaciones desde las 4 Aguas y también desde el centro de la ciudad en verano. Una carretera, atravesando las salinas, te lleva hasta el embarcadero de las 4 Aguas,  donde haces cola para subir a estos peculiares botes. El momento es especial, no estamos acostumbrados a ir en barco a una playa, y es que Ilha de Tavira es una isla que hace una barrera protectora para el Parque de Ría Formosa.
Una vez en la isla, vimos que tienes todo tipo de equipamientos y restaurantes. Pusimos nuestra sombrilla como centro de operaciones, y a hacer castillitos de arena. La playa es verdaderamente genial, arena fina y agua cristalina a pesar de estar abierto al océano hacen una buena combinación. No se puede decir que el agua estuviera fría, ni aquí ni en ninguna otra playa, la sensación al bañarte es de alivio porque fuera del agua hace mucho calor. 
Con el tio Joseba
Un buen ejemplo es que Ana se bañó todos los días, y no destaca precisamente por esta afición. Leire disfrutó mucho porque podía entrar y salir del agua sin problema, era como una piscina, y Pedro empezaba a apuntar maneras como pez. Leire se quedó dormida al mediodía debajo de la sombrilla, una buena costumbre que hizo todos los días. Al despertar se llevó la sorpresa del día, los tíos Joseba y Maite habían aparecido como por arte de magia, y es que ellos comenzaban en Tavira su particular viaje a Portugal. Al poco tiempo nos fuimos a comer a uno de los restaurantes de la playa, Leire ya estaba despierta y ahora le tocaba el turno de siesta a Pedro, al pobre le dejamos a pie de mesa, en arena de playa por supuesto! Comimos lo típico, caldereta de arroz con marisco, pescado y heladito para aplacar el calor. Marina llegó para acompañarnos a la hora del postre, no sabe nada!
Por la tarde, más y más castillos de arena, agujeros gigantes para tapar a Pedro y Leire, y agua y sol para aburrir. La playa es muy larga, Maite y Joseba anduvieron mucho y no llegaron al final, en fin, allí nos quedamos toda la tarde, y cuando cruzamos de nuevo el bote hacia Tavira, el sol se iba despidiendo en el horizonte.

   
Ría Formosa

03/08/2011 Vale de  Centeanes - Algar Seco - Praia da Marinha

Praia Do Vale de Centeanes
Leire y Pedro estaban en su salsa, de aquí para allí, no querían dormir, no querían desayunar o lo querían todo….vamos una locura de casa por momentos. Ese día teníamos una bonita excursión preparada. Cogimos el coche dirección oeste hasta la Praia Do Vale de Centeanes, lugar elegido para pasar el día. Abrigada entre acantilados dorados con curiosas formaciones recortadas que, a veces, esconden grutas, la Playa de Vale de Centeanes es una bonita cala, a la que se accede por una larga escalinata. 
Praia Do Vale de Centeanes
A diferencia de las playas del este algarveño, estas playas son mucho más pequeñas, pero muy especiales por su color, su mar, sus acantilados y sus contrastes. Vale Centeanes es uno de los mejores ejemplos. Cogimos sitio con nuestra sombrilla y ya de allí no nos movía nadie, éramos demasiados para meterse con nosotros. Leire disfruta en el agua, pero cuando te metes dentro y no controla empieza a mosquearse, Pedro sin embargo, parece que ha nacido para estar en el agua, tiene sus reparos,  pero en cuanto coge confianza no quiere salir. Como nos habíamos llevado las gafas de buceo y las aletas estuvimos disfrutando de los peces del Algarve, es otro de los placeres de esta costa y sus aguas transparentes. 
Praia Do Vale de Centeanes
Joseba, Pedro e Igor fueron los afortunados buceadores. Pasamos el día entre chapuzones y la toalla, muy lejos no podíamos ir porque la playa tendría 200 metros como mucho. Leire cumplió con su ritual de siesta playera. Marina llegó para disfrutar de toda la tarde, aunque casi ya nos estábamos quedando sin playa y la marea empezó a echarnos a media tarde. Todavía tuvimos tiempo para repetir en Algar Seco y su ya famosa piscina natural. Ahora entrábamos de cuatro en cuatro, mientras los otros dos se quedaban con los niños.  Después del baño y de un piscolabis en el chiringuito fuimos a ver ponerse el sol a Praia da Marinha. Rodeada por un acantilado alto y esculpido por la erosión, esta bellísima playa está considerada como una de las cien mejores del mundo, en un rincón de naturaleza preservada, en estado casi salvaje. Antes de bajar a la playa, el paisaje que se divisa desde lo alto del acantilado que le da acceso te deslumbra y, después de recorrer una larga escalinata verás que tu esfuerzo se verá recompensado por la tranquilidad que encontrará en este arenal bañado por un mar suave. Tranquilidad no, lo siguiente! a esa hora estábamos solos en la playa!!! Hicimos fotos de todo tipo, minifamiliares, subfamilia, superfamilia, los niños juntos, etc. El juego de colores en los acantilados al descender el sol es precioso. Era una pena que se estuviera acabado el día, pero comenzaba la noche!

Praia Marinha

Nos fuimos a cenar a la misma zona en Tavira, justo al lado este del puente romano. Leire y Pedro estaban en su salsa, disfrutando de cada momento, hubo un momento que Leire se quedó con el culo al aire de la emoción…se habían acabado los pañales del día, menos mal que ya íbamos a casa. 
Puesta de sol en Praia Marinha

04/08/2011 Albufeira
Nos despertamos de nuevo en Tavira, parecía que llevábamos un mes y esa es la mejor sensación que puedes tener en vacaciones, eso significa que todo va sobre ruedas. Nuestro destino de hoy era Albufeira. Albufeira sigue conservando ese toque de pueblo de casas blancas y coquetas, pero el turismo y el ocio a gran escala le quitan un poco de singularidad. Diría que tiene ese aire de conquista veraniega británica, y parece que cada negocio se enfoca en esa dirección. En su playa pasamos mucho calor, quizás el día que más calor hemos tenido, no corría nada de brisa. La mayor parte del tiempo estuvimos en la orilla, era lo mejor para los niños y la única forma de alivio. A media mañana nos despedimos de Joseba y Maite, que seguían su propio camino por tierras lusas rumbo a Lagos.


Albufeira
Nosotros disfrutamos poco más de la playa y nos fuimos a la sombra en cuanto llegó Marina. Recorrimos sus principales calles llenas de tiendas y pubs y pusimos rumbo a Tavira de nuevo. Ese día fuimos a cenar a Olhao, población pesquera entre Tavira y Faro y donde se puede degustar buenos platos locales. Después de mucho dudar nos quedamos en la Catedral do Marisco, y triunfamos! buen provecho!
  
05/08/2011 Praia do Barril (Tavira)
Era nuestro último día en Algarve, así que íbamos a despedirnos a lo grande. Decidimos que lo mejor era salir a la hora de la siesta para que el viaje no se le hiciera muy largo a Leire, así que después de preparar las maletas nos fuimos a Praia do Barril en el mismo Tavira. 
Trenecito
De verdad otra playa magnifica en la que también pierdes la vista porque no ves el final, muy valorada por la tranquila y excelente temperatura de sus aguas, también está integrada en el Parque Natural de Ría Formosa. Para acceder a este paraíso, se puede cruzar a pie el puente flotante y coger el pintoresco tren que cruza la isla, saliendo de las proximidades del complejo turístico de Pedras d’El Rei, o hacer la travesía en el barco que sale de la Isla de Tavira y que cuenta con servicios regulares durante el verano. Nosotros optamos por el tren, eso de ir a una playa en trenecito no se hace todos los días. Esta playa también tiene buenos equipamientos, pero lo mejor y por lo que es famosa, es su cementerio de anclas. Sí, un verdadero cementerio de cientos de anclas gigantes. 
Praia do Barril
A mediodía ya estábamos en casa preparando las maletas. Todo lo bueno se acaba, pero el final de un viaje es el comienzo de otro. Camino a casa, por la ruta de la plata, ya estábamos pensando en el siguiente viaje y  en lo bien que lo habíamos pasado en este. Portugal es un país de gran belleza natural y de un sorprendente patrimonio, es un país para volver una y cien veces. Algarve se ha grabado en  nuestras memorias para siempre, serán sus playas, sus gentes, su clima, su gastronomía y la compañía las que tienen la culpa.
Leire llegó a Matute en un visto y no visto, 9 horas repartidas en 3 horas de siesta, el Rey León y una buena dosis de paciencia. El fin de semana estaba punto de empezar y las sorpresas no habían acabado, al día siguiente paseamos nuestro moreno algarveño por fiestas de Cárdenas.

Cementerio de anclas

1 comentario:

Vero dijo...

Veo las imagenes de tus vacaciones y tengo unas ganas de irme!!!
El tema es que tengo un nene chiquito y me da como miedo instalarme en un lugar que no fuera mi departamento en Buenos Aires, donde tengo cerca a mi mama y a mi cuñada que me pueden dar una mano en caso de necesitar algo. Pero bueno, ver quete has ido con un niño chiquito me estimula a pensar qeu se puede. Alguna sugerencia en especial?

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